viernes, 5 de diciembre de 2025

EL TIEMPO, EL ADVIENTO Y MEDIACION 2025

 



En este tiempo de reflexión y renovación de fecunda labor, en estas fechas se cumplen diecinueve años de servicio en el ámbito de la mediación. Son casi dos décadas que representan una etapa que se cierra con profundo agradecimiento y otra que se abre con la serenidad de quien sabe que cada experiencia ha dejado huella. El tiempo vivido en la mediación ha permitido crecer, acompañar y ser acompañado, reconociendo que cada conflicto abordado es también un espacio de aprendizaje interior.

Mis comienzos en esta tarea coincidieron con el tiempo de Adviento, ese periodo sagrado que invita a preparar el corazón para el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo. Así como el Adviento es luz que llega tras la espera, también la mediación requiere apertura espiritual, esperanza y la voluntad de dejar que Cristo mediador renazca en nuestro interior. Cuando Él nace en nuestros corazones, somos impulsados a caminar con mayor compromiso hacia la paz, a servir con humildad y a ofrecer caminos de reconciliación.

El sendero de la paz es precisamente el camino que la mediación ha permitido transitar a lo largo de estos años. Es un sendero tejido con diálogo, escucha activa y acuerdos construidos a la medida de las necesidades e intereses de quienes buscan soluciones a sus conflictos. Cada acuerdo logrado es un paso firme en la construcción de relaciones más justas, más humanas y más pacíficas, recordándonos que la paz no es un destino, sino un trayecto que se hace caminando.

Con gratitud, reconozco que este recorrido ha sido posible gracias a las enseñanzas y el amor de quienes han marcado mi vida. A mi padre, don Óscar Villegas Rico, por enseñarme a amar la noble profesión de abogado y ejercerla con dignidad. A mi madre, Guillermina Cabello de Villegas, por su ejemplo de prudencia, paciencia y paz, virtudes esenciales en cada acto de mediación. Y a mi maestra, Olivia Salazar Vara, por guiarme con sabiduría y enseñarme a sembrar y cultivar siempre la semilla de la paz.

Por último, en esta Navidad, que la luz del Nacimiento del Señor ilumine cada paso de nuestro camino y nos recuerde que la paz siempre comienza en el corazón. Que el espíritu de reconciliación propio de estas fechas nos inspire a escuchar con paciencia, comprender con empatía y construir puentes allí donde antes hubo distancia. Y gracias hoy, por los momentos compartidos, por cada diálogo transformador y por cada acuerdo que abrió nuevas oportunidades. Que el año venidero nos encuentre más dispuestos a sembrar armonía, a acercarnos unos a otros con humildad y a elegir siempre el sendero de la paz.  

Felices fiestas 

Alberto Villegas Cabello

Abogado y Mediador 

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