En los procesos de mediación existen diversos estilos para enfrentar el conflicto. Sin embargo, cuando no se aprovechan las áreas de oportunidad, las partes pueden quedar atrapadas en posiciones complejas como las de ganar-perder, perder-ganar o incluso perder-perder. Esta situación se agrava cuando alguna de las partes opta por evitar el conflicto o no enfrentarlo directamente. En mi opinión, esto suele ocurrir cuando uno de los involucrados experimenta una sensación de miedo.
El miedo, en este contexto, representa un riesgo significativo para el proceso de mediación. Puede manifestarse antes de iniciar la negociación, provocando que una de las partes se niegue a participar, o puede surgir durante la primera sesión conjunta, generando reacciones defensivas o agresivas. Esta emoción, definida como una sensación desagradable ante la percepción de un peligro real o imaginario, puede obstaculizar seriamente la posibilidad de alcanzar una solución consensuada.
A propósito de este tema, el 24 de agosto del 2023, el Maestro José Antonio Veiga Olivares publicó en el blog "Mediación: Filosofía de Vida" el artículo titulado "El miedo ¿debería suspender una mediación?". En él, reflexiona sobre el papel del miedo dentro de los procesos de resolución de conflictos y plantea una perspectiva interesante: el miedo, aunque incómodo, no debería considerarse automáticamente como un motivo para suspender una mediación.
Veiga Olivares sostiene que el miedo es una emoción legítima y humana, y que más que evitarlo, el mediador debe saber identificarlo, contenerlo y trabajarlo desde el inicio del proceso. En lugar de ser un obstáculo, el miedo puede convertirse en una puerta de acceso a las verdaderas necesidades, temores e intereses de las partes. Para ello, es fundamental que el mediador cree un espacio seguro, donde los participantes se sientan escuchados y validados emocionalmente.
En conclusión, el miedo no debe verse como un enemigo del proceso de mediación, sino como una señal importante que permite entender mejor la dinámica del conflicto. Ignorarlo puede poner en riesgo el éxito del proceso; en cambio, reconocerlo y abordarlo adecuadamente puede transformar una barrera en una oportunidad de diálogo y crecimiento. La labor del mediador, entonces, no solo es facilitar acuerdos, sino también acompañar emocionalmente a las partes, ayudándolas a convertir el miedo en una herramienta de transformación positiva.
Alberto Villegas Cabello
Abogado y Mediador
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