En cada periodo de vacaciones es el momento de darse un espacio de tiempo para atender otros asuntos, que están a fuera de la agenda laboral y; de paso nos olvidamos de atender nuestras cuestiones personales, tal como la familia o en un plano individual. Para algunos es dedicarle a un viajes, ya sea un destino de playa, visitar un lugar en una ciudad con un centro histórico interesante y, acudir a una buena librería a adquirir algún libro.
Por eso, hace días en mi centro de trabajo se dio el inicio del periodo de vacaciones de verano, motivo por el cual aprovecho con la finalidad de atender actividades personales, tal como escuchar música, el ver películas, el ir a escuchar un buen grupo de rock, y sin perder la costumbre el seguir en la línea de hablar de mediación como una filosofía no solo de trabajo colaborativo, sino como una filosofía de vida.
En consecuencia, la labor de un pacificador neutral continua en vacaciones, aunque en este momento este alejado de los ruedos, en términos taurinos, de las salas de mediación, actualmente se da la coyuntura de hacer difusión de un método de dialogo con el propósito de ser constructor de puentes de buen entendimiento.
La oportunidad de tener un lapso de descanso, de igual manera se de descargar los diferentes tipos de emociones, que posiblemente afectan el rendimiento del mediador y otros aspectos, incluso abre un compas de recargar baterías a fin de regresar a las labores cotidianas de nuestro apostolado, con el animo renovado de poner mas empeño en los procesos de mediación pendientes de iniciar, del mismo modo a terminar.
Así mismo, a los aficionados a la investigación y la lectura, hay la coyuntura de buscar novedades en artículos en revistas especializadas, en portales de internet, en redes sociales y adquirir en librerías alguna obra literaria especializada en negociación asistida, en trabajo colaborativo, enfoque sistémico y filosofía aplicada a pacificador neutral.
Y más sigas adelante, con un pequeño apostolado de sembrar la semilla de la paz, aplicando la máxima de Antonio Machao, "Caminante no hay camino, se hace camino al andar".... asi es el andar de un pacificador Neutral, el construir canales de dialogo.
Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre el mar.
Nunca persequí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.
Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse…
Nunca perseguí la gloria.
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar…
Hace algún tiempo en ese lugar
donde hoy los bosques se visten de espinos
se oyó la voz de un poeta gritar
“Caminante no hay camino,
se hace camino al andar…”
Golpe a golpe, verso a verso…
Murió el poeta lejos del hogar.
Le cubre el polvo de un país vecino.
Al alejarse le vieron llorar.
“Caminante no hay camino,
se hace camino al andar…”
Golpe a golpe, verso a verso…
Cuando el jilguero no puede cantar.
Cuando el poeta es un peregrino,
cuando de nada nos sirve rezar.
“Caminante no hay camino,
se hace camino al andar…”
Golpe a golpe, verso a verso.