En mis comienzo de métodos alternos de solución de controversia en especial en la mediación, me brindaron la oportunidad de participar en la difusión de los servicios que se prestan, motivo por el cual era dirigidos a instituciones educativas, a los comités de seguridad, a los clubes de servicios, entre otros, a fin de promover en parte la cultura de la paz.
No obstante, el hecho de platicar con entusiasmo de mi quehacer cotidiano en el aspecto de un promotor de la paz, nunca faltaba el comentario de algún allegado que restaba mérito; pero dentro de una alusión de un ser muy querido, opto por ver una serie de factores que no ayudaban a compenetrar la filosofía de la paz y la concordia, tal como ejemplo citaba los medios de comunicación en todos sus géneros sembraban la semilla de la discordia, la apatía, la violencia y el conflicto.
Pero, esos comentarios no eran motivo para perder el entusiasmo, sino el incentivo de llegar a sectores de la población desinformados, de que existe un medio profesional de ayudar aquellos ciudadanos que en muchas ocasiones no entendía, no conocían y no tenían un medio de abordar un conflicto. En consecuencia en rol del mediador en cada caso es un ensayo de sembrar la semilla de la paz, en forma individual.
De ahí que, en cada proceso de mediación los usuario suman a un proyecto de una nueva cultura del diálogo al llevarse un buen sabor de boca y, eso contribuye a multiplicar en más personas en hacer empáticas a evitar tener una sociedad menos violentas, claro con la participación en programas de provención o prevención de conductas antisociales.
Al contrario, la escalada del conflicto en nuestro mundo de hoy, estamos viviendo es muy severa, en especial en America Latina, la falta de consenso a diálogar, la inflexivilidad y el empoderamiento exaservado de los diferentes tipos de vista nos lleva a un camino complicado. En otras palabras esto es un caos, mas no queda la sutileza de plantear líneas de acción con el propósito de concientizar el papel de un pacificador neutral, con el objetivo de construir camino de consenso.
Por eso, hace unos días en las redes sociales el maestro Tomás Prieto compartió un "Decálogo para Fomentar un Espacio de Diálogo y una Cultura de Paz", que con gusto ahora transcribo:
- Los mediadores defendemos y nos servimos de la palabra, de los silencios, de la observación, de la empatía, el respeto común que fomenta el diálogo para sumar hacia un objetivo común de paz y seguridad.o
- Pedimos pedagogía política y comunicadora, a los lideres políticos, todos sin excepción, y a los medios de comunicación que reflexionen y controlen sus discursos más allá de sus intereses para garantizar esta paz y esta convivencia social.
- Respetemos las diferencias, porque nos enriquecen y nos dan perspectivas diferentes, nos abre la mente y predispone hacía actitudes de cooperación y de resolución de conflictos. Porque el conflicto no es el problema sino la reacción a él con violencia.
- Fomentemos el poder de la palabra como único instrumento de entendimiento, concordia y convivencia pacifica. Hay que respetar los tiempos de un proceso que puede ser largo; pero debe siempre ser seguro para los ciudadanos, nos guste más o menos las decisiones que se vayan tomando.
- Aprendamos a escuchar antes de hablar. Escuchar para comprender. Defender la libertad de expresión y diversidad sin ceder fanatismo ni la rechazo del próximo teniendo en cuenta que es más lo que nos une que lo que nos separa.
- Practiquemos la no-violencia en todas sus formas evitando seguir el diálogo cuando el otro ya no lo garantiza de forma pacífica y empieza a alterarse. La violencia no representa ni es repuesta de ideologías democráticas, solo representa el odio de los desesperanzados, los resentidos o los que tienen intereses.
- Seamos corresponsales de garantizar una vida cotidiana tranquila y segura en una sociedad diversa. Nos solidarizamos con los que pasan el miedo de bajar a la calle , de seguir con su vida cotidiana sobre todo de los más vulnerables ;niños, que les debemos el ejemplo y a os mejores que les debemos homenaje .
- Reinventemos la solidaridad, creando resoluciones y ´puntos en común, porque juntos sabemos más que por separado. La diferencia y el conflicto puede ser la oportunidad de crecimiento como personas y de madurez como sociedad,si conseguimos a tiempo limitar la violencia y encauzar a través del diálogo la resolución.
- Reflexionemos para garantizar la paz. Porque desde la observación, el silencio de respetar los tiempos de un proceso complejo y la prudencia antes de hablar y reaccionar se puede conseguir un ambiente propicio para conseguir y dar pasos que nos beneficien a todos.
- Porque la PAZ se construye día a día en la escucha, la empatia y el diálogo. Se construye en la calle, en los medios de comunicación y sobre todo en los discursos de líderes para conseguir un espacio verdaderamente últil para una comunicación ordenada y una construcción de convivencia desde el respeto a las diferencias.
1 comentario:
Todo lo anterior se sustenta, particularmente el punto 7, en la buena fe de los protagonistas de un conflicto. Si está ausente, el decalogo es inaplicable. Obviarlo no conduce a una convivencia en paz, solo a empoderar a trileros emboscados en la poética belleza de huecas palabras.
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