Este espacios, como es de ustedes conocido se destina a la medios colaborativos, en el presente artículo le damos otro giro, a nuestros hijos.
El día de hoy se celebra el día de niño, motivo es festejar a esos infantes en su ocasión; pero hay, mayores que recalcan a ese niño que llevamos dentro, no digo que sea padre, salir de ese caparazón de preocupaciones diarias, sino darnos un espacio, con el hecho de recordar a esos pasajes. Los niños, según varios ordenamientos nacional y internacionales, de nuestro país, dan las directrices del desarrollo en el entorno de la familia, la educación y en la sociedad del niño; pero eso solo son reglas.
Ya casi, para finalizar las celebraciones del festejo del niños, en redes sociales he visto diferentes eventos, desde lo familiar, hasta lugares públicos, y además el festejo a ese niño de los adultos, que se encuentra muy en el fondo.
Es un día padre, por los regalos y la convivencia con ellos; por otro lado al tratarnos de legitimar nosotros como niños, ahí se da el momento de ser empático con ellos, no solo en el juego, o en la convivencia de llevarlos al cine; sino dentro de los núcleos familiares procurarles un clima de tranquilidad, nosotros los adultos si deseamos que crezcan su infancia feliz, tenemos la obligación de generarles espacios: primero llenos de cariño y amor, segundo y el más importante libre de toda violencia de genero, familiar y de odio hacia su prójimo, por último el ingrediente de la guía de una educación de valores.
Lo triste del panorama, se presenta cuando se dan conflictos en la familia, con las desavenencias de los esposos en su rol de padres, en una causa externa no al vinculo familiar, sino en la relación de afectiva de pareja, y aquí les explota una bomba de fragmentación, en la cual causara daños a los hijos de resultados lamentables, en su seguridad, y en su desarrollo psíquico, con posibles consecuencias a futuro delicadas.
Por eso, estas breves lineas para nosotros los padres tenemos la obligación de brindarles un clima libre de violencia, y de formarlos a ser ciudadanos de bien; sin embargo DEBEMOS EVITAR el egoísmo en la separación, el resentimiento, las deslealtades, la inseguridad, la nula compresión, la rutina y la falta de comunicación generan en los hijos, otro panorama muy desalentador, que todo padre o madre de familia en términos normales no desearía.
Los buenos ciudadanos se forman en casa, con una buena comunicación de cariño y de procurando su pareja.
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