Antes los últimos acontecimientos vividos en la ciudad vecina ciudad de Monterrey, Nuevo León, son deplorables y sumamente tristes, por el alto grado de violencia y agresión a nuestra sociedad altamente ofendida, en la que se sigue arrastrando ante los sucesos de violencia, desde hace unos años atrás. Un joven estudiante y adolescente, en forma inexplicable detona un arma de fuego en contra de varios compañeros,y después atentan en contra de su vida, con el fin de cegar la luz de su existencia.
Múltiples comentarios y opiniones al caso, con o sin razón, no justifican los lamentables hechos; sin embargo, en frente a esos pasajes esbozados de rabia, odio y impotencia, en mi particular ver no puedo emitir una opinión de carácter profesional o personal, por la más mínima razón, de poder ser una falta de respeto hacia a las víctimas y sus parientes, así como la pena o vergüenza de los que sufren en carne propia un evento de la pérdida de un hijo.
Hace unos años, ya ante una noticia diferente; pero con un mismo tinte, un columnista a nivel nacional, en su artículo periodístico citó textualmente el discurso pronunciado por el senador Robert Kennedy. Al decir su pieza de oratoria en aquel tópico que llamó a la reconciliación de las razas, con el motivo del dolor causado por el magnicidio del Dr. Martin Luther King, en la ciudad de Menphis Tennessee de la Unión Americana, en el mes de abril del año de 1968. En su contenido con un alto enfoque restaurativo, asertivo y empático, invitaba al diálogo, a la unión y la conciliación de los ciudadanos americanos de la raza sajona y afroamericana.
Por tal razón, el hacer una parada en el camino, con la finalidad de llevar a cabo un ejercicio de conciencia, en este momento de indignación nacional, por toda la escalada de violencia, no queda más buscar activamente soluciones viables a fin de restaurar el tejido social..
Múltiples comentarios y opiniones al caso, con o sin razón, no justifican los lamentables hechos; sin embargo, en frente a esos pasajes esbozados de rabia, odio y impotencia, en mi particular ver no puedo emitir una opinión de carácter profesional o personal, por la más mínima razón, de poder ser una falta de respeto hacia a las víctimas y sus parientes, así como la pena o vergüenza de los que sufren en carne propia un evento de la pérdida de un hijo.
Hace unos años, ya ante una noticia diferente; pero con un mismo tinte, un columnista a nivel nacional, en su artículo periodístico citó textualmente el discurso pronunciado por el senador Robert Kennedy. Al decir su pieza de oratoria en aquel tópico que llamó a la reconciliación de las razas, con el motivo del dolor causado por el magnicidio del Dr. Martin Luther King, en la ciudad de Menphis Tennessee de la Unión Americana, en el mes de abril del año de 1968. En su contenido con un alto enfoque restaurativo, asertivo y empático, invitaba al diálogo, a la unión y la conciliación de los ciudadanos americanos de la raza sajona y afroamericana.
Por tal razón, el hacer una parada en el camino, con la finalidad de llevar a cabo un ejercicio de conciencia, en este momento de indignación nacional, por toda la escalada de violencia, no queda más buscar activamente soluciones viables a fin de restaurar el tejido social..
Con gusto comparto el discurso de Robert Kennedy
Damas y Caballeros
Esta tarde solo voy a hablar un minuto con ustedes porque tengo... Tengo noticias muy tristes para todos vosotros, y creo que igualmente son noticias tristes para todos nuestros conciudadanos, y para las personas que aman la paz en todo el mundo, y es que Martin Luther King recibió un disparo y fue asesinado esta noche en Memphis, Tennessee.
Martin Luther King dedico su vida al amor y la justicia entre los seres humanos. Él murió a causa de ese esfuerzo. En este día difícil, en este momento difícil para los Estados Unidos, tal vez esté bien preguntar que clase de nación somos y en que dirección nos queremos embarcar.
Para aquellos entre ustedes que son de raza negra, el estudio de las pruebas hace evidente que personas blancas fueron las responsables. Puede que esto les llene de amargura, y de odio, y de un deseo de venganza.
Podríamos movernos en esa dirección como nación, hacia una polarización mayor - personas negras con los negros, y blancos con los blancos, llenos de odio unos contra otros. O podríamos hacer un esfuerzo, como hizo Martin Luther King, para entender y para comprender, y sustituir esa violencia, esa mancha de sangre que se ha extendido a lo largo de nuestra tierra, haciendo un esfuerzo para entender, para compadecer y para amar.
Para aquellos entre ustedes que son negros y están tentados a llenarse con odio y desconfianza, por la injusticia de semejante acto, en contra de todas las personas blancas, yo solo les diría que en mi propio corazón también puedo sentir la misma clase de sentimiento.
Yo tuve un miembro de mi familia asesinado, pero él fue asesinado por un hombre blanco.
Necesitamos hacer un esfuerzo en los Estados Unidos, necesitamos hacer un esfuerzo para comprender y para ir más allá en estos tiempos difíciles.
Mi poema favorito... mi poeta favorito era Esquilo; y el una vez escribió:
Incluso en nuestros sueños hay dolores que no se puede olvidar caen gota a gota sobre el corazón, hasta que, en nuestra propia desesperación, en contra de nuestra voluntad, viene la sabiduría por la terrible gracia de Dios. Lo que necesitamos en los Estados Unidos no es la división; lo que necesitamos en los Estados Unidos no es odio; lo que necesitamos en los Estados Unidos no es violencia o anarquía, sino el amor, la sabiduría, y la compasión unos con otros, y un sentimiento de justicia hacia aquellos que aun sufren dentro de nuestra nación, ya sean blancos o negros.
Así que les pido que esta noche vuelvan a casa, para orar por la familia de Martin Luther King, pero aún más importante, para orar por nuestro propio país, al cual todos amamos; una oración por la comprensión y la compasión de la cual hablaba.
Podemos hacerlo bien en este país. Tendremos tiempos difíciles. Hemos tenido tiempos difíciles en el pasado. Y tendremos tiempos difíciles en el futuro. Esto no es el fin de la violencia; no es el fin de la anarquía. Y esto no es el fin del desorden.
Pero la vasta mayoría de las personas blancas y la vasta mayoría de las personas negras de este país quieren vivir juntos, quieren mejorar la calidad de nuestras vidas, y quieren justicia para todos los seres humanos que abriga nuestra tierra.
Dediquémonos a lo que los griegos escribieron hace tantos años: A dominar el salvajismo del hombre y hacer apacible la vida de este mundo. Hagamos eso y oremos por nuestro país y por nuestro pueblo.
Muchas Gracias.