El día de hoy en la mañana, al llegar a mi centro de trabajo, como ya es mi costumbre, revisando las novedades de las buenas notas de los métodos colaborativos, me topo con un articulo de mi maestra Virginia Domingo Fernández, de su Blog Justicia Restaurativa, con el tema escrito de "Justicia Restaurativa ¿Alternativa a la Justicia Penal?", y de la lectura se desprende su sentir de un sistema de administración de justicia, con su punto de vista humano; en donde el espacio de las emociones y los sentimientos se ocupa, en especial énfasis la victima, el ofensor y la comunidad, de la misma manera resalta una utopía, al considerarlo una panacea de una sociedad madura en que ofensor va a reparar el daño, y se retiran de los malos caminos de las conductas antisociales; sin embargo, eso no es así, porque en algunas ocasiones la víctima-ofendido no deseara participar en una reunión de mediación o de plática restaurativa.
A su vez, la Justicia Restaurativa en materia penal tiene un ámbito de aplicación tan amplio; sin embargo la idiosincrasia cultura de nuestro país frena su desarrollo, se han de Preguntar ¿ por que el hace el comentario? recogiendo el sentir de Virginia Domingo y Howard Zeck, hacen alusión de diferentes ópticas del sentir a la justicia restaurativa;
- Aplica en del delitos no de alto impacto
- Un ahorro de tiempo en procesos jurisdiccionales.
- Una forma de pedir perdón
- Un modelo dinámico de acceder a la reparación del daño
- Una tendencia en aquellos casos de ilícitos imprudenciales, especialmente en los supuestos de trafico terrestre.
A lo contrario, de esos enfoques de la justicia restaurativa es una corriente filosófica, que parte no de una premisa de una ley de orden jurídico; sino la esencia del ser humano en su conjunto psíquico, intelectual, social y emocional, el cual se ve afectado o disminuido en sus necesidades por un agente extraño a su esfera individual, o sea a una conducta antisocial, traducida en un ilícito o infracción a las reglas de convivencia social
Más allá, de querer entender la cuadratura al circulo en el mundo de lo jurídico, a veces siente hemos perdido en nuestra profesión la sensación humanista, hoy por hoy, en los corredores académicos se escucha el aspecto de derecho humano; pero una situación es el derecho y otro es el humano en su aspecto emocional y en sus limitaciones.
En su lectura del blog de la maestra Virginia Domingo, ha sostenido el sentido humanista en los principios del pilar de la filosofía restaurativa del maestro Howard Zeck, en una primicia elemental de una corriente de pensamiento estoico, en relación con las enseñanzas del presbítero Ignaciano Larrañaga de la orden de la Compañía de Jesús, de su libro del Sufrimiento a la Paz, en donde la esencia del ser humano debe estar primero bien consigo mismo, y al final el lograr esa paz interior, con el objeto de irradiarla a sus semejantes
Con las lecciones del Presbítero Larrañaga, se empata una formular individual de la Justicia Restaurativa, con la finalidad desde un principio atender la causa causa raíz de una conflicto intranquilidad personal de un agravio a la victima-ofendido, del menoscabo emocional y patrimonial desplegado por el ofensor, y la fractura de las estructuras de la comunidad.
En otras palabras, es cerrar un circulo comprendiendo, el sentir de la victima- ofendido con el fin de superar el trauma, por otro lado el ofensor de reconocer en su entorno dañino que lo llevo a cometer una conducta antisocial, con uso la vergüenza reintegrativa alcance a comprender su conducta efectuó el daño sufrido hacia a la victima, y por último la comunidad recupere la sensación de tranquilidad y seguridad, con el objetivo superar el sufrimiento.
Al hablar, de la corriente de pensamiento del maestro Ignacio Larrañaga y la rama de la filosofía restaurativa llevan la misma vereda, puede escucharse descabellado tal alusión; sin embargo la sustancia del pensamiento de Larrañaga es una herramienta de ayuda a los facilitadores en las sesiones restaurativas, para la orientación de un cambio de la actitud de la victima-ofendido de superar un hecho tan sensible en su interior, y por el otro lado el ofensor comprenda el actuar irreprochable de una conducta antisocial, y se preparan ambos en condiciones con el fin de superar un pasaje lamentable.
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