Al leer, ya algunas columnas de Orestes Gómez cuando habla en términos de organización, especialmente en una sociedad, trata a mi gusto el tema del capital humano, con delicadeza, al entrar a describir la naturaleza de la persona, y mas cuando hace hincapié en un lado, aquellos vicios que desvían de un buen actuar, y da una aportación constructiva de varios tips, para los integrantes de una comunidad, con el propósito de mejorar.
En la lectura de cada fin de semana, en especial la del día 17 de septiembre del presente año, en su Columna del " Correr de la Pluma" de del abogado, y especialista en administración del talento y desarrollo organizacional, dentro la rama del derecho del trabajo, trato el tema intitulado "El Bien", enfocado hacia los valores esenciales del ser humano en una empresa .En primer lugar se en fila la linea de la moral, con el hecho de analizar una conducta sea adecuada a los cánones sociales, y marca por el otro lado. el trazo con la relación de la ética, con la finalidad de distinguir entre lo bueno y lo malo.
El bien se conjuga entre la moral y la ética, según se forma los juicio a priori, en el aspecto del bien, es un modo correcto de distinguir una norma y un convencionalismo social. La moral, son los valores y creencias existentes aprobados en una sociedad, que sirve de modelo de una conducta, con el propósito a través de la ética sea distinguir, si con el actuar del ser humano en sus acciones obra en el bien o en el mal.
Así mismo, recuerdo en uno de las pasajes de la novela de la Cabaña de William Paul Young, cita la sabiduría, en la que hace referencia a Dios nuestro señor, al ser humano lo dota de una facultad impresionante de decidir sus propias acciones en base al libre albedrío, en el que le incluye el Don y la habilidad de la inteligencia de valorar en su interior aquello de lo que es positivo o negativo, en un clima individual, o en su caso un de grupo, de una conducta con aprobación social, o no, por el motivo de establecer estándares de respeto, tolerancia y evolución a los valores de características sociales.
Por tal razón, en mi opinión, al tomar el libre albedrío de ser humano, se hace alusión aquellas meditaciones, que necesitan la aprobación de saber si algo es bueno, o malo, en el aspecto de la otra cara de la moneda (negativo), de tal manera de gozar de una desaprobación por algo no adecuado por las reglas dictada por los quehacer de una sociedad. Ahí en los términos de lo bueno y lo malo se convierte en instrumentos de la valoración y calibración de un comportamiento social.
Con lo anterior, en el aspecto de los facilitadores en mediación y justicia restaurativa, deben conocer aquellos casos, conforme a las reglas de una comunidad, entre algo adecuado, y no ajustado a los roles sociales; sin embargo, algo agregar los valores, seguirán, y son universales; pero se tendrán que ajustar a la evolución social, siempre y cuando, se observe no hacer un daño a los demás y perseguir el bien.
Por ultimo, me permito transcribir el articulo del Maestro Orestes Gómez, en un caso muy completo, espero sea de su agrado.
El BIEN
La moral está referida al valor. Cuando tenemos que elegir entre dos o más posibilidades, el motivo de nuestra elección no puede ser un acto de la autoridad del individuo.
Entre la reducción a los principios y la referencia a los individuos está el camino intermedio del valor.
Captar los valores es convertirse en un juez supremo que decide sobre lo que hay que hacer o no, sus dictados nos conducen a la construcción del destino moral de cada uno.
El objeto de la ética es averiguar qué es lo bueno, qué acciones son las buenas. La ética quiere saber qué es el bien, es decir, lo que debe ser, aunque no sea; lo que no debe ser, aunque sea.
La ética no puede inventar escenarios ni construir racionalmente el bien, ha de limitarse a describirlo, a fomentarlo.
Por eso el bien no es una cosa, no es un ser, sino una calidad que hallamos en lo que debe ser de cierta manera, que trae consigo la fuerza de la aprobación. El mal es una calidad de aquello que nos fuerza a la desaprobación. Los conceptos de bueno y malo se aproximan a los de los valores.
Ortega y Gasset afirma que la bondad de un acto no depende de su carácter acomodaticio, y que no es una receta dogmática adoptada de una vez para siempre, sino que “sólo nos parece moral un ánimo que antes de cada nueva acción trata de renovar el contacto inmediato con el valor de la persona”. Ortega entiende la moral como un sistema de valoraciones, siendo las normas que el sujeto se da, la expresión de ese sistema del deber ser.
Una vida humana no es un conjunto de acontecimientos, de cosas que pasan, sino que constituye un drama, porque toda vida tiene un argumento.
Una vida humana se compone exclusivamente de acontecimientos internos a ella. Los hechos biográficos no son cosas que pasan, sino cosas-que-pasan-a-alguien. Una vida es lo que es para quien la vive y no para quien, desde fuera de ella, la contempla.
A la piedra y al animal le es dado ya hecho su ser, el hombre es lo que él se hace. Cada uno tiene que construir su vida. En cada instante decidimos lo que vamos a ser en el siguiente.
El hombre se encuentra cada instante rodeado de múltiples posibilidades, y las sucesivas elecciones nos van permitiendo construir nuestra vida; quienes somos lo decidimos a lo largo de nuestra propia existencia. Vivir es ocuparse en una de las múltiples posibilidades de ser que tenemos. Lejos estaremos de cumplir con nuestro cometido de vivir en armonía, si lo desaprovechamos con las desviaciones de nuestros vicios, de nuestros sarcasmos, de nuestros comportamientos. De ahí que la enseñanza cívica sea igual de trascedente en estos tiempos, como lo fue en la época de la antigua Grecia o más aún en la Edad Media.
Volviendo a Ortega y Gasset, refiere: “Entonces se advierte que la moral no es una performance suplementaria y lujosa que el hombre añade a su ser para obtener un premio, sino que es el ser mismo del hombre cuando está en su propio quicio y vital eficacia. Un hombre desmoralizado es simplemente un hombre que no está en posesión de sí mismo, que está fuera de su radical autenticidad, y por ello no vive su vida, y por ello no crea, ni fecunda, ni hinche su destino”.
Hoy es el momento de educar en los valores en todas las instancias y rincones, para vivir, para ser y para recuperar los terrenos del bien perdido