En mi experiencia, al tomar los primeros cursos de capacitación de mediación y conciliación, dentro de los primeros temas, se aborda el tópico del perfil del facilitador, como una persona ecuánime, asertivo, flexible, entre otras cosas; pero especialmente da la impresión de entrada con un super carisma, de esa impresión nace otro elemento, el ser sensible ante las circunstancias de los mediados o el mediado frente al conflicto. Un factor muy importante a tomar en cuenta, con el objeto de crear el primer contacto de confianza con el usuario, a lo que se traduce como empatía.
La empatía es la habilidad de despertar una sensación de identificarse con un grupo o una persona, de ponerse en su lugar, y lograr percibir como se siente en sus emociones, de tras de sus posiciones, de entender los hechos que pasan en su entorno colectivo o individual, sin caer en la justificación, porque de ahí estaríamos enfrente a cruzar una linea tan delgada, tal es el caso a la simpatía.
En la teoría, la empatía la han definido- según Gloria Rendoros- "es la capacidad que tiene el ser humano para conectarse con otra persona y responder adecuadamente a las necesidades del otro,a compartir sus sentimientos,(sic) e ideas de tal manera que logra que el otro se siente muy bien con el"... por otra parte, la motivadora Ana Muñoz la describe como..."la capacidad para ponerse en el lugar de otro y saber que lo que se siente o incluso saber lo que esta pensando"..., de ambas apreciaciones se tiene un punto de coincidencia, al hablar de una capacidad del ser humano de conectar una sensación de entender de un suceso o hecho de la otra parte, en sus sentimientos y/o emociones, lo que en una expresión popular es "ponerse en los zapatos del otro".
La empatía en la mediación - en mi opinión- es la posición del facilitador de despertar una actitud de confianza, con el objeto de crear un ambiente propicio de comprender a los mediados o el mediado en su primera entrevista o en la primera sesión, de dar la pauta a comentar un conflicto de un lado humano sin juzgar, vamos es el instante favorable de entender la posición de cada parte, con el cual se crea un espacio de neutralidad y imparcialidad.
Para alcanzar esa empatía hay que poner en practica las herramientas de la escucha activa, el parafraseo, las clases de preguntas, entre otras, sin el olvidar las amabilidad, dentro de las reglas de etiqueta. En otras palabras, el ser amable, con el o los mediados, con el fin de ir haciendo a un lado, aquellos comportamientos intransigentes, traducidas en posiciones inflexibles.
Claro, al fin el mediador en sus principios, en su primer DEBER de antes del empleo de la habilidad o herramienta de la empatía, es el hecho de ser sensible a los acontecimientos comentados de cada conflicto, y de paso a ser respetuoso y entusiasta de prestar esa ayuda imparcial y dentro de un territorio neutral; sin embargo, cabe la posibilidad de darse la hipótesis de un lapso de plasmar una conducta antipática, por parte del facilitador en la atención del problema, ya sea por un motivo injustificado o de un mal gusto a su trabajo, de ahí, la fortaleza de hacer una evaluación de conciencia, si esta habilitado o capaz de llevar acabo el apostolado de la filosofía de la paz.
Por eso, el trabajo del mediador, es muy sensible, y empatíco, hacia el servicio de los demás, que en base a su trabajo se gana su confianza, con el primer termino de encaminar al camino del diálogo en la solución de una controversia.
La empatía en la mediación - en mi opinión- es la posición del facilitador de despertar una actitud de confianza, con el objeto de crear un ambiente propicio de comprender a los mediados o el mediado en su primera entrevista o en la primera sesión, de dar la pauta a comentar un conflicto de un lado humano sin juzgar, vamos es el instante favorable de entender la posición de cada parte, con el cual se crea un espacio de neutralidad y imparcialidad.
Para alcanzar esa empatía hay que poner en practica las herramientas de la escucha activa, el parafraseo, las clases de preguntas, entre otras, sin el olvidar las amabilidad, dentro de las reglas de etiqueta. En otras palabras, el ser amable, con el o los mediados, con el fin de ir haciendo a un lado, aquellos comportamientos intransigentes, traducidas en posiciones inflexibles.
Claro, al fin el mediador en sus principios, en su primer DEBER de antes del empleo de la habilidad o herramienta de la empatía, es el hecho de ser sensible a los acontecimientos comentados de cada conflicto, y de paso a ser respetuoso y entusiasta de prestar esa ayuda imparcial y dentro de un territorio neutral; sin embargo, cabe la posibilidad de darse la hipótesis de un lapso de plasmar una conducta antipática, por parte del facilitador en la atención del problema, ya sea por un motivo injustificado o de un mal gusto a su trabajo, de ahí, la fortaleza de hacer una evaluación de conciencia, si esta habilitado o capaz de llevar acabo el apostolado de la filosofía de la paz.
Por eso, el trabajo del mediador, es muy sensible, y empatíco, hacia el servicio de los demás, que en base a su trabajo se gana su confianza, con el primer termino de encaminar al camino del diálogo en la solución de una controversia.
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