En los últimos aconteceres de nuestra comunidad, ya sea internacional, nacional, regional y local, se ha visto una tendencia en la escalada de violencias en múltiples escenarios, lo que da origen a un fenómeno de justificarla y normalizarla en la vida cotidiana, en todas las relaciones interpersonales, ya sea de una organización con especial enfoque en la familia, en donde muchas ocasiones hay algunos destellos de agresiones verbales y físicas que tienden a minimizarla, como es un hecho aislado, sin que valga la pena prestarle atención, me pregunto ¿Qué pasará en el caso que esta rutina siga?.
En días pasados en la localidad en la que actualmente radico, se dio un hecho que consterno a la comunidad, un caso de violencia de género al interior del seno de una familia, con consecuencias irreversible, vamos lamentable en el cual se cimbra la estructura de una comunidad, en especial énfasis con la pérdida de un ser querido, victima de ese hecho lamentable y, de paso las consecuencias del daño psicológico y moral que sufren los más pequeños.
Aquí cabe mencionar, que el fenómeno de la violencia es ya tan cotidiano en todos los estratos sociales, cuando hay una reacción de un sector de la población responde con reclamos a las autoridades a fin de hacer justicia; sin embargo el Estado en algunos supuestos se encuentra rebasado ante esas circunstancias por múltiples factores, lo anterior trae consigo que los actores sociales que tiene un sentimiento de inseguridad respondan con la misma cara de la moneda, haciéndose justicia por su propia mano.
Por lo anterior, en los casos en los que los habrá generadores de violencia, el cual se sujetan a un proceso de carácter jurisdiccional con castigos muy blandos, sin embargo un pequeño sector tendrá penas de prisión más severas, por el hecho cometido un ilícito de privación de la vida de un semejante, en dado caso un feminicida. No obstante la justicia retributiva al aplicar las sanciones que contempla la legislación penal sustantiva en el ámbito de género, no combate de raíz ese mal social, de manera que se queda latente es mas ejemplo para continuar dañando la convivencia en cualquier estructura social.
Como resultado de la escalada de conflicto, de la cual se vive en nuestro entorno, no solo el Estado debe tomar mediadas, en nuestro país es el momento que la narrativa oficial de queja e incitación al divisionismo es urgente que cambie. En primer lugar, que se establezcan políticas públicas con líneas de acción de carácter proventivo, como cita la Maestra Luciana Cataldi, con el propósito de contrarrestar en una comunidad los efectos de un estallido social o un conflicto, que tenga consecuencias fatales.
Conviene subrayar, el concepto de proventivo es el caso concreto de proveer a tiempo a través trabajo comunitario, en dirección de enseñar a los miembros de una comunidad a gestionar el conflicto por medio de la comunicación no violenta, con el apoyo de los usos de las practicas restaurativas, con especial énfasis de trabajar las diferentes manifestaciones de la violencia tal como cita en su obra el Maestro Howar Zher el "Pequeño Libro de la Justicia Restaurativa". Con esto quiero decir, el explorar e investigar en aquellas comunidades donde todavía la violencia no alcanza una escalada tan grave y, se pueda hacer una planeación estratégica con el objetivo de hacer frente a un impacto de un daño con consecuencias en ocasiones de difícil reparación de la estructura comunitaria.
Al mismo tiempo, ya que se tenga una panorámica general sobre la comunidad en sus puntos vulnerables donde la controversia se palpe, cabe la posibilidad de instrumentar los círculos de paz adecuado a las circunstancias, de manera que se busque invitar a todos los actores sociales a participar en una reunión, con impacto de inclusión, sanación y restaurativo.
Por último, el hacer frente a los diferentes estilo de violencia, es de todos integrantes de una gran comunidad, en donde se puedan escuchar y entablar un dialogo constructivo, en el que se neutralice esa narrativa de odio, que se alimenta desde varios espacio y medios. Un verdadero trabajo comunitario es una semilla por sembrar la paz y cambiar nuestro entorno social.
Alberto Villegas
Abogado y Mediardor